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jueves, 22 de abril de 2010

Capitulo 20.


-Buena tarde.
-Si señor ¿la repetimos?
-Obviamente
-Jaja Of course-dije imitandola.

Ella se limito a reirse.

-Te veo mañana
-Adiós.

Le hice un gesto con la mano y me fui yo también. Mi cabeza no tenía ganas de volver a preocuparse, de volver a ver a mi madre. En efecto, yo la quería y mucho. Pero lo que acababa de hacer no sé me resulto tan extraño. Últimamente estaba pasando demasiado de nosotras y quizás eso no era lo mejor en estos momentos. A mí tal vez me da un poco más de igual , dentro de dos meses cumpliré dieciocho y ya sé mas o menos cuidar de mi misma, sin embargo a Catherine la veo todavía tan sensible,indefensa.

Le quité el candado a la Vespa, me puse el casco y arranqué.
Tenía aún más frio que antes, esta vez no tenía ganas de sentirlo al igual que no tenía ganas de llegar a casa, de tener que enfrentarme a mi madre de una vez
Llegué. Deje la Vespa junto al BMW de mi madre. Y saqué las llaves.
Desde fuera, una conversación a gritos llegaba a mis oídos. Me quede con los oídos pegados a la puerta intentado escucharla mejor y con más detalles.

-¡He dicho que te comas la tortilla!
-Ya me he tomado un trozo
-Te has tomado una miguita. Te tomas lo que te he puesto en el plato y sin rechistar.
-No me lo voy a comer. Mamá tú no lo entiendes, al igual que no entiendes nada.

Oí los pasos de Catherine subiendo por las escaleras. ¿Por qué mamá no se hacía la dura? Se me quitaron las ganas de hablar de lo que sucedió el dia anterior. Quizás mamá ya haya recapacitado ella solita y no necesita que su hija le de una bronca.

Abrií la puerta. Mamá estaba sola en la cocina llorando y supongo que Catherine hacia lo mismo en su habitacion. Me sente en el banco de al lado de mi madre dispuesta a entablar una conversación seria. Mis consejos quizás le podrían ser bastante útiles. Después de todo yo entendía mejor a Catherine que ella misma.

Me abrazó.
-Lo siento.
-No tienes de que preocuparte.
-He roto con Francis
-¿Qué has hecho qué?- le dije bastante asombrada.
-Por culpa de él por poco pierdo a una hija.

Permanecimos las dos un rato en silencio, yo la verdad bastante asombrada de lo que me acababa de decir. Una lágrima cayó por su mejilla y llegó hasta mi hombro donde estaba apoyada.

-¿Sabes lo que le pasa a Catherine?-me pregunto, llorando aún más.
-No la verdad es que no. Mamá tienes que ponerle más fuerza. Lo que le pueda pasar,quizás sea una de esas tonterías de verse gorda o que la vean gorda. Algo de esas personas que carecen de personalidas, que no son lo suficientemente fuertes para afrontar las realidades y sobre todo pensar antes de actuar.
-Entonces que insinuas, que puede llegar a más como yo no ponga los medios.
-Claro mama, claro.
-Ya pero ¿como?
-Tú puedes, tienes autoridad sobre ella. Piensalo.

Me fui. Subí las escaleras y me senté en la cama. No cerré la puerta confiando en ver pornto lo que sucedería.

-Catherine baja aquí ahora mismo.- Dijo mamá gritando

Catherine bajo con desgas las escaleras algo enfadada pero sin ninguna seña de a ver llorado.

Mamá le dio el plato con un trozo de tortilla y una manzana.

-Eso te lo comes. Y si no quieres te pasas toda la noche ahí y no sales más. Nunca más-

-Pero mamá.
- No hay peros.

Mamá en aquella ocasión estaba mostrando un tono duro, de una mujer fuerte que lucha por que sus hijas salgan adelante. Vi a Catherine comerse la tortilla y la manzana luego irse a su habitación y meterse en la cama.

Baje corriendo.

-¿Ves? Tu podías.
-Gracias cariño.

Mamá me dio un beso y me volvi a ir a mi habitación , me puse el pijama y me metí entre las sábanas.
Todo parececía estar teniendo solución.

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