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sábado, 30 de abril de 2011

Capítulo 52.

Yo sabía y ahora mejor que nunca que las cosas iban a dar un giro de noventa grados. Que todo cambiaria, y que nada iba a volver a ser como antes. Di un salto de la cama y abrí la ventana. Me quedaban tres días para empezar la universidad. Tenía ganas aunque pueda parecer extraño. Estos días estaban siendo interminables. No iba a volver a ver a Samanta en bastante tiempo y la iba a echar de menos, tampoco iba a poder hablar con ella todos los días. Y ¿Bob?.. de él es del que menos quiero saber, como se fue delante de mis narices con la tia esa..es un capullo en condiciones y yo no puedo volver y meterle una torta. Si quiero olvidarlo, pero no puedo. Es difícil. Prefiero sacármelo de la cabeza.
Bajé a desayunar, estaba Catherine sola desayunando, viendo la tele.
-Cathe..¿Dónde está el Cola-cao?
+Busca por ahí.
-Idiota.

Después de diez minutos buscando el cola-cao estaba debajo de la mesa. Cogí el paquete de cereales y me senté a lado de mi hermanita.
Hannah Montana, como siempre.

-Este capítulo ya lo he visto.
+Tú ya te has visto todos.
-Pues también es verdad.
+ ¿Qué tal ayer con Samanta?
-Bien...
+ ¿Cómo que Bien? ¿Qué pasó?
-Nada. He dicho que fue todo bien.
+ Ya claro.
-No me creas.
+Suéltalo. Te conozco demasiado bien.
-Bob me dio un beso.
+ ¿Qué...? ¿Qué...? ¿Y ese que hacia allí?
-Pues recoger a la novia.
+Menudo cabrón... y tú ¿cómo te dejas?
-No me dejo.
+Te encanta.
-Lo odio.
+Dios, estas muy colada tú.
-¿De ese? ¡Venga ya!
+ ¡Jajaja acabas de reconocerlo tu misma!
-Que te he dicho que ¡NO!
+Esta bien, lo que tu digas Nico.
-Estúpida...

Dejé de hablarle y me metí un puñado de cereales en la boca. Seguí viendo aquel capítulo de Hannah Montana que me sabía casi de memoria, llevo enganchada a esta serie desde los 12 años, y no cambia la cosa.
Subí a vestirme. Cogí un vestido de zara que me compré hace poco y me puse unas medias y las primeras botas que vi en el armario, saqué una chaqueta y me la puse también.
Baje las escaleras corriendo, cogí las llaves de la Vespa y abrí la puerta.

+ ¿A dónde vas?
-No lo se.
+ ¿Tanto te cuesta reconocer que estas enamorada de Bob?

Metí un portazo y me fui. Abrí el garaje y saqué mi vespa. Arranqué y metí velocidad.

Como te sientes cuando quieres que el tiempo no pase, cuando quieres cerrar los ojos y al abrirlos ver que todo es como tú quieres, ver que las cosas por una vez en la vida te están saliendo bien. Pero entonces abres los ojos y ves que realmente no es así, que ni lo es ahora ni nunca lo será que estas en medio de Barcelona llena de problemas y con mil doscientas cosas en la cabeza y ninguna tiene ni solución ni una explicación razonable. Que todo suena absurdo e ilógico. Y que el tiempo avanza y no te da una solución, que el tiempo avanza y te trae más problemas. Y entonces tienes que afrontar que esto es así.

Capítulo 51.

El mejor beso de toda mi vida,sin duda alguna. Como quisiera detener el tiempo justo ahí en ese instante. Pero de repente despiertas y te das cuenta de lo que realmente está pasando, Bob esta misma mañana se estaba liando con otra. No quiero ser simplemente una más en su lista, no quiero que juegue conmigo al igual que lo hace con todas. En su juego quiero ganar yo esta vez. Me aparté.
-Eres el tio más cerdo y asqueroso que conozco. Déjame empaz.
+Reconoce que te ha gustado.
-No me ha gustado.
+Tienes razón, te ha encantado.
-Cerdo...
+Pero encima de que te doy un beso ¿me insultas?
-Pff...Déjame, ¿qué haces aquí?
+He venido a recojer a alguien.
-Ah osea que vienes a recojer a "alguien" y de camino me das un beso a mi pero,¿cómo se puede ser tan asqueroso? No te quiero volver a ver en la vida.
+¿Celosa?
-¿De ti? ¿Bromeas?
+Muy celosa.
-Olvidate. Adiós.

Me levanté,le empujé y me largué de allí. ¿Por qué? ¿Por qué me tiene que estar pasando esto a mi? ¿Cómo se puede ser tan asqueroso y encima decirme en mi cara que esta con otra?

Le vi entrar en la fiesta de Samanta. Se quedó en la puerta un rato parado mirando como bailaba la gente. Observaba a alguien con una mirada intensa. A ella. Le hizo un gesto con el brazo y ella salió de allí. Se despidió de todas con una sonrisa y fuer corriendo a los brazos de Bob. Bob la besó. Salieron de alli, se subieron a la moto de Bob y se largaron los dos agarrados.

Mis lágrimas salían solas de mis ojos. No merece la pena llorar por un capullo como él. Yo tenía razón, acerté en decirle que no. Si sin duda alguna acerté, no le quería, no le quería nada. Es más lo diaba tanto, lo odiaba con todas mis fuerzas.

Me fui a la parada del autobús,con todo el maquillaje corrido y los tacones en la mano. Era inevitable no llorar.
El autobús no tardó mucho unos diez minutos y llegó. Me subí, no habia demasiada gente, me pude sentar. Saqué los cascos del bolso y me puse a mirar por la ventana. No me había despedido de Samanta ahora que caígo y se iba mañana. No la iba a volver a ver en bastante tiempo, la facultad estaba apunto de empezar y yo no tengo la cabeza para nada ahora mismo. Mis lágrimas cada vez corrian de mis ojos con las fuerzas. Cerré los ojos y los apreté con fuerza. No quiero pensar más, ahora me gustaría desaparecer y que todo lo que me esta pasando solo sea una pesadilla, un estúpida pesadilla.

La última parada. Las puertas se abrieron y bajé del autobús. Me sequé los ojos y abrí la puerta de casa. Mamá y Catherine ya estaban dormidas. Llegué a mi cuarto y me tiré en la cama y entre lágrimas y pensamientos absurdos me quedé dormida.

Un mensaje en el móvil me despertó. La seis de la mañana, ¡joder!.
" Nicole adiós me voy ya hablaremos,si puedes llamamé. Ayer te fuistes sin decir adiós".
Besos, Samanta.

Dios. Se me había olvidado por completo. La me levanté y la llamé.

-¡Samantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Lo siento muchísimo ayer no te pude despedir. Joder que te vas. Te voy a echar mucho de menos ¿sabes? Porque todo este año no lo voy a olvidar jamás. Gracias por todo,por nuestros helados, por nuestras llamadas,por contarmelo todo, por esas fiestas. Por cierto la fiesta de ayer estuvo génial.

+Nicole. Gracias a ti, a mi no tienes que dármelas. Yo también te voy a echar mucho de menos. ¿Qué te paso ayer? Te fuistes de repente,

-Vi a Bob.

+¿Y..?

-Me besó.

+¿Enserio? Me alegro.

-No te alegres. Iba buscando a la chica que te dije, luego la beso a ella y se fueron.

+Joder olvidate ya de él. Es un cabron no te merece.

Sus palabras retumbaron en mi cabeza un rato y empecé a llorar otra vez.

+¿Nicole?¿Estas?

-Sisi..perdona. Ya me olvidaré,supongo. Que te vaya todo génial..

+Y a ti también de verdad. Un beso.

-Te quiero.

+Yo más. Siempre Nicole,siempre.

-Siempre.

Colgamos.

Capítulo 50.

Empujones, aquello era peor que la cola para un concierto o del estreno de una película. Nunca me había subido en un autobús tan lleno. En cada parada se bajaban dos o tres personas y mi parada era la última. Saqué los cascos, me senté en el primer sitio que pille libre y me puse a mirar por la ventana. Ni vistas agradables ni una mierda. Por qué mi cabeza no hace más que pensar en él, pero claro la de él no hace nada más que pensar en la zorra esa.
Llegué. Avenida de Roma. Cruzé con el semáforo en rojo, lo más rápido que pude.
Samanta estaba en la puerta.
+¡Nicooooooooooleeeeeeee! Solo llegas cinco minutos tarde.
-Qué graciosa. Como te voy a echar de menos.
+Y yo a ti, y yo a ti.

La gente saludaba a Samanta, las chicas empezaban a formar pandillas y a bailar. Todo el mundo parecía estar pasandoselo génial, estube bailando con las chicas del colegio, con algun que otro tio que me saludaba y no tenía ni idea de quién era.
En fin todo marchaba génial hasta que apareció ella, con un vestido blanco, mas ajustado imposible y con los tacones negros que había visto en Zara esta misma mañana.
Cogí una copa de la mesa y me la bebí sin pensar, del tiron, sin respirar. Me aparté de todas y fui a buscar a Samanta. Estaba en medio bailando. La agarré del brazo.

-Samanta ¿de que coño conoces a esa?
+¿a quién?
-A la de blanco.
+ Ah, es Ros una amiga. Ven te la presento.
-¡No!
+¿Qué pasa la conoces?
-Es la zorra que se estaba morreando esta mañana con Bob.
+¿En serio?
-...Idiota, ¡pues claro que es en serio!
+A ver si tienes suerte y ves a Bob.
-Y verles otra vez a los dos..NO
+Tia tu estas muy mal. Tu eres la que le dijistes que no a Bob.
-Ya, pero ahora me arrepiento.
+Olvidate

Tan fácil no iba a ser olvidar. Por más que intentaba olvidar, no hacia más que coger una copa detrás de otra y hundirme a mi misma.

-Chicas ahora vengo, voy a salir un momento.
+Vale Nico. Te esperamos.

La música cada vez más fuerte. Las copas de más se empezaban a notar, me estaba mareando. Salí y me sente en la acera. Dejé de beber.

Algo me estaba tocando la espalda.

+Mira a quién tenemos aquí, si es Nicole.
Subí la cabeza. Con un pestazo a alcohol y a tabaco, que lo flipas que dada las circunstancias no sabia si eran de él o de mi. Ni mas ni menos que Bob. Vendrá a recogerla.

-Hola.
No me salia nada más. Se sento a mi lado.
Abrió una botella.
Empezó a beber y me escupió encima.

-Pero ¿que haces gilipoyas?
Le metí una torta, igual un poco fuerte. Se la merecía.

+Me encanta cuando te pones así.

No me creía ni yo misma lo que estaba oyendo, en el momento de darle un segunda torta me miro a los ojos y me dio un beso.

viernes, 29 de octubre de 2010

Capítulo 49.

Y me desperté de repente. Debía ser tardísimo. Las doce. Salté de la cama y me quité el pijama. Cualquiera se queda dormida y sueña con Bob, el mejor tema con el que soñar. ¿Dónde estaría ahora mismo? Realmente no se lo que siento muy bien, no puedo estar sin él pero tampoco es que quiera estar con él, es más yo diría que somos personas totalmente opuestas, que no tenemos nada que ver.
Saqué del cajon unos vaqueros y descolgué de una percha la primera camiseta que vi. Me puse las botas y bajé las escaleras corriendo. Como esperaba no había nadie en casa. Doscientos euros estaban encima de la mesa con una nota de mamá en la que ponía “quiero la vuelta” , típico de ella. En el fondo me quiere muchísimo y sabe que el traje y los zapatos para mi fiesta los necesito. Cogí un paquete de galletas con chocolate y me lo fui comiendo por el camino. Cerré la puerta de casa, cogí las llaves y salí. La calle de las tiendas no estaba muy lejos, así que iba a ir andando, ya que Catherine se había llevado mi Vespa.
La gente corría de arriba, cargada de bolsas en las manos. Madres haciendo la compra en los supermercados, horteras con los cigarros en las manos, tios chungos que se peleaban en cualquier esquina para que nadie les viese pero que al final acaban rodeados de toda la gente, algún que otro borracho de la noche anterior se tambaleaba por ahí. La gente salía y entraba sin parar de las tiendas, las colas rebosaban. Yo iba mirando los escaparates hasta encontrar mi vestido perfecto.
Después de recorrerme media Barcelona a pie. Lo encontré. Negro de tirantas cruzadas, con toda la espalda al aire. Quizás era demasiado corto, pero da igual. Los tacones negros mas altos que había y todo solo cien euros. Bueno solo. Volví a subir la calle hacia arriba para llegar a casa eran mas de las tres y mamá estaría ya en casa. Fui dandome prisa. Estaba cansada un poco mas y me tiraba al suelo en cualquier momento.
Entre todos aquellos chavales con los cascos, las cazadoras Levi´s y el Malboro en la mano. Había una chica morena, alta no muy delgada que estaba agarrada a uno de ellos. Al único en el que yo me había fijado durante todo este tiempo. Me quede paralizada algo más de cinco minutos, cotemplando como Bob reía con aquella chica. Como se lo pasaban en grande sin nada que hacer tan solo fumando y bebiendo cualquier litrona de cerveza. Entonces vi como volvió la cabeza, me había visto. Agarro a la chica morena fuerte y la besó.
Mi tranquilidad de que Bob no se había ido de Barcelona, de que lo había vuelto a ver. Todo se fue a pique en cinco minutos, todo un verano soñando con algo que nuna va a pasar y ahora mucho menos. Aunque pudiese ir ahora mismo y decirle todo lo que siento a la cara, gritarle que me encanta, que no se lo que tiene, que es un capullo en toda regla, que no estudia y que no va a llegar a nada pero que me vuelbe loca. Que soy tonta por haberme echo ilusiones, por pensar que un …un…idiota como el se pudiese enamorar de mí. No me ha querido nunca. Tal vez no me equivoqué al decirle que no.
Seguí caminando hacia delante pero con mil cosas en la cabeza y a la vez nada. Con ganas de llorar , de chillar y de tirar a alguien de los pelos.
Mamá estaba haciendo la comida, Catherine poniendo la mesa.
+Nicole cariño, ¿qué tal?-me dijo mamá.
-¡Jaja! Génial. Me he comprado el vestido y los zapatos y aquí tienes tu vuelta- se la di junto con un beso.
Se limitó a sonreir.
+¿Puedo verlo?
-Esperate a vermelo puesto- le respondí mientras subía a mi habitación.
Deje las bolsas tiradas en una esquina y metí un suspiro. Volví a bajar.
Me senté en la mesa con mamá y con Catherine y empezamos a comer. Quería conterles todo lo que me estaba pasando ahora mismo por dentro, pero no podía, no quiero que se enteren y tampoco me iban a entender porque cuando te pasa esto por mucho que te apoyen solo te entiendes a ti misma.
Recogí los platos y ayudé a quitar toda la mesa.
Cuando acabamos de recogerlo todo volví a subir a mi habitación. Cogí el portatil y me lo puse sobre las piernas. Abrí la ventana y me sente en el poyete de esta. Encendí tuenti, Samanta estaba conectada. Me empezo a hablar.
+Nicooo!
-Sam ¿qué tal?
+Bien, muy nerviosa. Aunque en realidad lo tengo ya todo listo.
-¿Ya? Joder, si que te lo tomas enserio.
+Lo mas importante es que vienes tú.
-Aish, si es que te quiero mas.
+Te voy a echar de menos. ¿Qué tal tu mañana?
-Yo mucho más, me llamaras todo los días, aunque te cueste un pastón ¿verdad? ¡Jaja! Pues me he comprado un vestido y los tacones. Pero a qué no te vas a creer…
+Te llamaré. Lo pagará mi madre ¡Jaja! ¿el qué? ¡cuenta!
-He visto a Bob, con todos sus amigos.
+¿Enserio?¿Te ha saludado o algo?
-Estaba liandose con otra tia. Pero creo que el si me ha visto.
+Que tio más imbecil.
-Pues si.
+Olvidalo.
-Eso quiero.
+Bueno me voy a arreglarme.
-¿Ya?
+Si, yo tengo que estar ahí a las cinco.
-Joder, luego te veo.
+Un beso, te quiero puntual.
-Ahí estaré-
Cerré la ventanilla del chat. Estube hablando un rato con otras amigas, con más gente.
Por la calle no dejaba de pasar gente y cada vez más coches, la tarde pasó así sin mas, como pasa cada segundo, que no te das cuenta,porque vives metida en tus absurdos pensamientos e idioteces que tu misma sabes que lo son, que no son más que imbecilidades que solo les puede pasar a alguien tan tonta como tú.
Las siete y media. Apagué el ordenador. Me quité de la ventana y me metí en la ducha. El agua estaba congelada, tampoco es que yo la quisese más caliente. Me salí y me puse una toalla en el pelo y con otra me sequé el cuerpo. Me lavé tres veces las cara con jabones distintos y luego empecé a maquillarme. Me quité la toalla del pelo y me lo sequé con el secador ayudandome con un cepillo. Las ocho y media. ¡No iba a llegar a tiempo!
Me puse el vestido lo mas rápido que pude, metí los pies en los tacones y fui al baño a volverme a maquillar. Siempre dos veces. Cogí un bolso pequeño negro y una rebeca.
Grite adiós aunque nadie me contestó y me fui corriendo. Bueno andando rápido a la parada del autobús.
Había dos señoras mayores y un grupo de chicas en uniforme esperando también. La avenida de Roma, es bastante conocida así que llegaré sin ningún problema. Intenté tranquilizarme. Las nueve menos cuarto. Tenía muy claro que no iba a llegar a tiempo, ¿dónde estaba el autobús?
Porfin llegó, todo el mundo subió deprisa. El autobús se puso en marcha.

martes, 14 de septiembre de 2010

Capitulo 48.

El agua no podía estar más fría. Terminé de ducharme y me sequé. Me puse el pijama y bajé a ver si Catherine había terminado ya con el teléfono.
El teléfono ya estaba colgado. Supuse que sí, que ya había terminado. Marqué el número de Samanta de memoria y con bastante rapidez. Dio señal.
+Nicoooooooo. –gritó de repente.
-Samanta. He llegado ya. ¿Vas a hacer la fiesta mañana?
+ Claro que sí. ¿Lo dudabas? Como no me llamabas estaba apunto de mandarte un SMS. Porque te tenía que despedir.
-¿Cuándo te vas al final?
+Pasado mañana.
-¿Tan pronto?
+Sí. Al parecer, allí las universidades empiezan antes.
-¡Jaja! Bueno pues dame detalles de lo de mañana.
+A ver en el local 123 de la Avenida de Roma.
-¡Eso está lejísimos! ¿No?
+Si.
-Jaja. Iré en autobús ¿a qué hora?
+Nueve y media. Ah, no te retrases ni un solo minuto.
-Tranquila. No lo haré, lo prometo.
+Tú nunca haces promesas.
-Pues esta vez sí que la hago.
+Más te vale cumplirla. Te he echado de menos. ¿Alguna novedad?
-¿Novedad? Ninguna. Sin más, todo el verano en Mallorca. ¿Tú?
+Tampoco muchas.
-Bueno que mi madre es quién paga el teléfono. Te dejo, mañana nos vemos.
+Adiós, te quiero.
Colgué.
Entretenida conversación, a juzgar por su voz y por cómo me hablaba. Le habían pasado muchas cosas este verano.
Mamá y Catherine estaban cenando. Me senté con ellas y me uní a la conversación.
*Mañana temprano iré a trabajar. –dijo mamá.
-Mamá, yo tengo que ir de compras que a las nueve tengo la fiesta de Samanta. ¿Me darás algo de dinero no?
*Ya veremos… Últimamente te estás pasando con las compras Nicole y lo sabes bastante bien.
Aquella frase resultaba de lo más absurda pero preferí callarme la boca y no decir nada además para mi suerte Catherine habló.
+Mamá yo he quedado todo el día con mis amigas. Nos iremos temprano ¿vale?
*De acuerdo chicas.
Acabamos de cenar recogimos todo. Mamá y Catherine se quedaron viendo la tele. Yo me fui a la cama. Estaba demasiado cansada como para seguir despierta. Me metí en la cama apagué la luz y me quedé dormida de un tirón.

Capitulo 47.

Si, si que era verdad. Habían pasado algo menos de dos meses pero las calles, los coches, las personas paseando por las calles seguían exactamente igual. Barcelona volvía a ser mi realidad. Quizás después de mi fantástico ocho en selectividad las cosas este año para mi iban a ser más fáciles o al menos eso me imaginaba yo. Las puertas de la facultad para mí iban a estar abiertas. El uno de Octubre comenzaré la dichosa rutina pero a la vez totalmente nueva, un cambio de aires. Justo, eso “cambio de aires” eran las palabras de lo que iba a sentir este año. Samanta se iba a ir todo el curso a Oxford a perfeccionar su inglés. Esa fue una de mis opciones en su día pero yo la rechacé, no tenía ganas. De aquella parejita de amantes, de Melissa y mi chico de las ray-ban que ahora era el suyo no volví a saber nada desde el último día de clases que se presentaron a hacer los exámenes. Se fueron, quizás a estudiar fuera los dos juntos. Como me alegraba por ellos. Bob, no lo vi en todo el verano. Pero en mi cabeza estaba y no me lo podía sacar. Algunas noches soñaba con él, algunos días me iba a ver los atardeceres a la playa y podía sentir sus besos. Puede ser… No, no creo. No lo creo en absoluto yo misma fui la que le dije adiós. Y ahí él se desvaneció para siempre no tenía ganas de ponerme triste y de volver a pensar en él. Porque ya era demasiado tarde , ¿qué estoy diciendo? Él a mi no me conviene. Mi verano no había sido nada del otro mundo, no había sido como te lo imaginas, desfasando todas las noches. Es más ni una sola copa, ni un solo cigarro. Había estado con mi madre y Catherine en nuestra casita de la playa en Mallorca, nada en especial.
-Nicole cariño termina de sacar las cosas que quedan en el coche
+ Vale, mamá. Ahora mismo voy.
Salí de mi habitación a toda prisa y baje los escalones de dos en dos. La puerta ya estaba abierta. Abrí el maletero y saque las dos maletas que quedaban. Cerré el coche y entré en casa de nuevo. Mamá estaba en la cocina organizándolo todo, Catherine en su habitación terminando de colocar toda su ropa, y yo iba ahora mismo a hacer lo mismo. Deje las dos maletas en medio del salón y subí a mi habitación de nuevo.
Tanta ropa esparcida por el suelo, revistas, CDs, chicles, … lo que conlleva llegar de nuevo a casa.
Tarde bastante en ordenar aquello. Pero después de horas doblando camisetas metiéndolas en un cajón acabó todo.
Las nueve de la noche y no podía más. Fui a la cocina, mamá había acabado de organizar todo. Apagó su radio cassete de música de los noventa y dio un soplido de satisfacción. Catherine no había soltado el teléfono desde que acabó de ordenar su habitación.
-Nicole necesito que vayas al super y traigas esto.
Me dio un papel con varias cosas escritas.
+Voy ahora mismo.
Me vendrá bien salir a pasear un rato. Cogí el dinero y la lista de la compra y salí.
Ahí estaba mi Vespa con su amarillo reluciente y sin ninguna gota de polvo y justo donde yo la había dejado la noche antes de irnos a Mallorca.
Se notaba la gente en la calle, las madres con sus hijos. Los tíos con los cascos y los skater de los que un día de estos se iban a caer.
El súper estaba a rebosar. ¿ Todo el mundo había llegado hoy? o ¿qué?
Entré bastante decidida, pasillo cuatro cereales y cola-cao, pasillo ocho lentejas, arroz y pasta.
Nada más. Fui a la caja que vi más vacía y me puse en la cola.
Un chico alto rubio con el pelo largo algo despeinado giró su vista a mí. Con la camiseta de Levi´s algo mal colocada y aquellas botas que no le pegaban en absoluto, no sé que miraba exactamente si a mí o algo detrás de mí el caso es que no quitaba el ojo de encima. Sus ojos marrones brillaban bastante. No era mi tipo la verdad.
¡Mi turno!
La mujer paso todo deprisa.
-Son 42,50. ¿Efectivo o tarjeta?
-Efectivo.
Le entregué el dinero. Metí las cosas en la bolsa y me fui, sin saber lo que aquel chico miraba realmente. La verdad solo me producía curiosidad porque la verdad yo solo podía pensar el Bob. Pero ¿qué digo? Quizás estaba confundida cuando le dije que no, quizás el se merecía otra oportunidad, quizás el si que iba a estar en mi futuro. Mi cabeza no dejaba de darle vueltas a su cara, a su nombre, a su sonrisa, mil preguntas sin respuesta que brotaban inexplicablemente.
Aún hacia calor por las calles, es lo que tiene Barcelona. Llegué a casa y Catherine seguía pegada al teléfono. Yo tenía que llamar a Samanta. Le di las bolsas a mamá y fui a ducharme.

Capitulo 46.

Las hamburguesas se estaban haciendo en la sartén. La sopa de mamá quise dejarla en el microondas hasta que ella llegase. Tan sólo se oía el ruido de la sartén. Cogí el mantel y coloqué tres servilletas y sus respectivos cubiertos. A veces las cosas no son exactamente como tu quieres que sean, yo no me imaginaba un día así. No por mí, si no por mi madre, por todos los demás, después de todo era mi padres. Aunque no lo quisiera aunque apenas hubiese hecho nada por mí, quizás me estaba haciendo demasiado la dura conmigo misma, después de todo lo tenía que querer. Y entonces las lágrimas me empezaron a salir. ¿Nunca más lo iba a ver? Vemos la muerte como una tontería, les pasa a los demás y a nosotros mismos creemos que nunca nos va a pasar. Una persona puede irse de un momento a otro y tu nunca sabes cuando. Las hamburguesas se estaban quemando,me sequé las lágrimas y apagué el fuego. Saqué un bote de Kepchucp de la nevera y llamé a Catherine a comer.
El teléfono empezó a sonar, en la pantalla se leía el nombre de Samanta.
-A qué adivino a las ocho en Farineli.
-Pues eso.
-Pues hasta entonces.
Siempre todas las conversaciones con ella eran las mismas. Estaba demasiado acostumbrada a ella.
Volví a la mesa.
+¿Quién era Nico?
-Samanta

La puesta se comenzó a abrir. Rápidamente saqué la sopa del microondas y la puse en un plato. Como me lo esperaba mamá no quería comer.
+Te he echo una sopa.
-No tengo mucha hambre, comer vosotras.
+Ya si eso también lo hemos hecho, pero venga mamá anímate un poco. Todo tiene solución.
Mis palabras sonaron algo esperanzadoras. Mamá sonrió algo. Se sentó en la mesa.

-Nicole, tenías razón.
+¿Razón? ¿En qué?
-Papá sabía que se iba a morir, volvió porque lo sabía..
+¿Cómo sabes que es así en realidad?
-He hablado con su secretaria, no me acuerdo exactamente de su nombre, he estado un rato charlando con ella y me ha aclarado bastantes cosas. Mintió en todo.

Ahora era YO la que dudaba de todo aquello.

+¿Qué razones tienes para creerla a ella y no a papá? ¿Y ella se lo ha inventado todo para quedar bien?
-No. Me doy cuenta cuando una mujer miente. Con las pruebas que ha realizado el médico y los últimos escritos de tu padre ella tiene razón.

Permanecí callada mamá continuó.
-Él me mintió en todo. No me querría tan solo quería morirse limpiamente. Con una familia y no fue ella la que se abalanzó y obligó a papá es todo al revés. Ella siempre ha estado preocupada por nuestro divorcio.
+Todos son iguales.
-No te confíes. La mayoría si, pero todos todos no. Ya te darás cuenta.

Le dí un abrazo. Uno de esos abrazos de los que no te apetece soltarte nunca. Un abrazo que solo es capaz de darte tu madre.
Por dentro estaba contenta. Mamá no estaba tan mal ya. Seguía afectada pero por lo tonta que había sido al creer en él. Pero ya estaba muerto, ya nada podía arreglarse. Mejor así tal vez.

Mamá se terminó toda la sopa. Le ayudé a recoger todos los platos.
+¿Te llevo a un local de boys?
-Nicole por dios..
+Venga mamá,que eres muy joven aún.
-Hija por dios.
+¡Jajajajajaja...!
Quería que se riese un poco y lo había conseguido. Risa limpia.

Ocho y diez minutos puerta de la heladería Farineli los vaqueros gastados de siempre y ese pie moviéndose agitadamente mientras una chica morena miraba las agujas del reloj.
-¿Será puntual algún día?
+Me temo que no.
-Venga ¿de qué quieres el helado?
+¿Todavía me lo preguntas?
-¿De chocolate?
Le guiñé un ojo.
-Oye tienes que ir al colegio Nicole. Te estas jugando los finales.
+He estado estudiando..Pero es que..
-¿Es qué?
+Mi padre se ha muerto.
-¡Oh Dios mio! ¡Lo siento!
+No,da igual. Después de todo solo quería follarse a mi madre.
-Eres tonta enserio.
+ Me lo tomo como un piropo.

Era mi padre no quería insultarlo ahora que había muerto. Pero me da coraje que quisiera aprovecharse así de mi madre, que lo que su secretaria no le da viene a buscarlo a Barcelona.

Me tomé mi helado de chocolate. Estuvimos un rato sentadas hablado de todo.

Volví a mi casa. Aquella tarde todo fue de un modo extraño y muy frío, no me gustaba el tono en el que me hablaba, no me gustaba las cosas que me contó.

Mamá y Catherine ya se habían acostada. Era muy pronto pero a mí también me entró bastante sueño. Preparé todo para mañana. Y me tiré en la cama de un salto.