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lunes, 19 de abril de 2010

Capitulo 12



Mamá no me dejó ir a Madrid, dice que nunca más volveremos que nuestra vida en Madrid acabó por completo y que para olvidar algo por completo jamás podemos volver atrás en un instante.
Inevitablemente y contra todos mis pensamientos tenía razón, ir allí otra vez sería recordad toda mi vida, ver momentos pasar, risas, mi casa.

Nicole estaba tumbada en su cama con aquel pijama de rayas que guardaba desde que era niña y embobada mirando el techo de aquella nueva habitación.
Como todo los días iban pasando uno detrás de otros, las noches en vela pensando en todo lo que se ha esfumado "Con el tiempo con la distancia, aprendemos a querer. Aprendemos a perdonar, a arrepentirnos de nuestros fallos y errores".

Estaba totalmente indecisa aquella mañana de sábado aún no sabía si debía de ir o no a aquella fiesta. Irían "Samanta, Alexandra, Blizz, .. " en definitiva todas las chicas populares del colegio junto con esa gran pandilla de niños que me parecían tan estúpidos e inmaduros como el pesado de las Ray-Ban que por cierto aún desconocía su nombre.
Primer problema que me surge: No sé que ponerme, al descuidar bastante la dieta en estas dos últimas semanas había engordado algunos kilos y eso quieras que no se notaba.
Encontré en un baúl viejo en la habitación de mamá un vestido largo antiguo de color negro. Desconocía la marca ya que la etiqueta estaba algo borrosa aún así me lo probé. Me estaba bastante estrecho aunque me lo podía poner, me quedaba bastante bien. Lo cogí y me lo lleve a mi habitación.
Doblé el pijama y lo coloqué debajo de la almohada luego cogí la Vespa y me fui a buscar unos zapatos y algo para el pelo, estuve buscando durante horas y no encontraba nada. Mil zapatos de tacón clásicos sin nada llamativo, es decir, nada especial, quería algo no sé que destacara.
-Perdone ¿desea algo chica?
-Estaba mirando, necesito unos tacones para una fiesta pero no encuentro nada que me guste.
- Pues mira tenemos esos de allí y aquellos y estos ostros.
La dependienta me estaba aburriendo bastante no paraba de señalar zapatos de mujer de cincuenta años y carísimos no me podía pasar de cuarenta euros que había ahorrado.
-Muchas gracias pero no me convences.
-Gracias a usted.
La dependienta llevaba un uniforme negro y el pelo rubio recogido en un moño, en la camisa una etiqueta en dónde se podía leer "Elisa".
Salí de aquella tienda como salí muchas otras aquella mañana..
Miré el reloj y me quise morir "las dos y diez" mamá debía estar como loca buscándome, decidí llamarla y contarle donde estaba.
Finalmente me decidí por unos tacones blancos con dos piedrecitas en la parte de delante, eran originales, nadie los llevaría además me gustaban. Me llevé un lazo a juego que había al lado me marché.

Nicole conducía la Vespa temblorosa, nerviosa por la fiesta, aún un poco indecisa suspirando, tatareando mezcla de varios estribillos de canciones muy conocidas y alguna que otra un poco más antigua. Por la cera paso Melisa, Nicole paró la saludó y siguió de camino.

Melisa no iba a ir a la fiesta eso ya lo sabía claramente pero tampoco me atreví a preguntarle decidí mantenerme callada.

-Hola ma
La abracé con fuerza mientras soltaba las bolsas.
-Nicole, ¿te has comprado algo?
- Si esta noche tengo una fiesta.
-¡Qué rápido haces planes hija mia!
-Ya ves mamá
-Ah, te he cogido un vestido, ¿me lo dejas no?
-El negro ¿no? lo he visto en tu cuarto. No se yo, no se yo..
-¡Mamá!
-Pues claro cariño, claro. ¡Ah, pero cuidamelo!
-Sabes que lo haré.

Solté mis zapatos y el lazo en la cama junto al vestido y baje corriendo a comer estábamos mamá y yo solas-

-¿Qué tal te va con Francis?
-Muy bien es encantador ¿verdad?
-Si y también tiene un mal gusto, sois tal para cual.
-Nicole de verdad, no tienes tres años.
-¡ Jaja! Mamá estaba bromeando, sí es un hombre simpático y seguramente será mejor que papá.

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