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jueves, 17 de junio de 2010

Capítulo 45.

ya era demasiado tarde para intentar empezar de cero, nuestros rostros se vieron en silencio y ambos pálidos sin levantar la vista ni un sólo momento el uno del otro. Me seguía gustando, me moría por tirarme ahora mismo a sus brazos, pero yo era demasiado dura conmigo mismo, no podía. Se marchó sin volver la cabeza ni una sola vez más. Si que sentía mil cosas, no sabía lo que quería, quería salir corriendo detrás de él y decirle "te quiero" pero eso no fue lo que mi mente pensó tan solo fue una absurda sensación que me produjo el corazón. Me tiré en la toalla y comencé a mirar las nubes. Decidir es demasiado difícil algunas veces, cuándo todo está oscuro y gris, cuando no sabes que hacer. El cielo estaba más celeste que nunca y como girara la mirada un poco más hacia la derecha los rayos de sol me podían dejar ciega. Mi móvil comenzó a sonar. En la pantalla se podía leer "¡Mamá!", quise no cogerle el teléfono. Respiré y tragué saliva.
-Mamá
-Nicole ¿Dónde estáis llevo media hora llamando a casa?
-Estamos llevando mi Vespa a arreglar.
-¿Tu Vespa?¿qué te ha pasado? Bueno eso ya lo discutiremos en casa. No me gusta decirte esto por teléfono así que por favor venir de inmediato al hospital.
-Mamá ¿es muy grave?
-Me temo que sí.
Su voz se notaba más apagada y triste que nunca. Le hice un gesto a Catherine con la mano y enseguida me vio. Salió empapada.
-¿Qué pasa?
-Mamá ha llamado tenemos que ir al hospital.
Me miró temiéndose lo peor, yo también me lo temía, pero desde el primer momento.
Recogimos todo en menos de cinco minutos, nos montamos en la Vespa las dos a la vez de un salto. Arranqué. No había apenas tráfico, aceleré.

Llegamos al hospital.
La puerta se abrió. Odio el olor de los hospitales, los odio a ellos.
Planta cuarta. Mamá ya estaba llorando dando vuelta sin papar por el pasillo, la papelera estaba a rebosar de pañuelos. La secretaria de papá también estaba ahí, junto a mamá. Sin soltar ni una sola lágrima pero mostrando una sincera cara de preocupación e incredulidad. Mi corazón comenzó a latir fuerte. Me acerqué a mamá y le di un abrazó fuerte.
-Me llamaron que se había puesto peor y cuando pasó un ratito..
Los ojos llorosos, no podía con ella misma. Catherine se acercó y se le saltaron las lágrimas, después de todo ella siempre había sido muy sensible. No sabía lo que sentía, no iba a volver a ver a mi padre nunca más, llevaba bastantes días sin hablarle y pero él nunca había estado ahí para nada, yo no tenía porque ponerme a llorar. Sentía pena eso era indudable, pero nada más.
Se oían los llantos de mamá que decía de vez en cuando que no era justo. Yo no sabía muy bien qué hacer, Catherine trató de consolar a mamá y yo me senté en una silla a esperar que aquel momento pasara, lo más rápido posible.

-Bueno chicas, lo mejor es que os vayáis para casa mientras que yo termino de hablar con el médico.
-¿Seguro mamá?-le respondió Catherine.
-Es lo mejor.
Yo permanecí callada sin decir ninguna palabra.
Me levanté y me alejé con Catherine de aquel pasillo que siempre recordaría que ojalá nunca volviese a pasar.

-Qué fuerte.-me dijo Catherine con las lágrimas en las mejillas.
-Yo no me lo creo.
Ninguna de las dos dijo ninguna palabra en todo el camino. Llevaba la Vespa algo nerviosa, no iba deprisa porque tenía miedo.
Abrí la puerta de casa y le di un abrazo a Catherine.

-Es mejor tirar para adelante y ayudar a mamá ¿vale?-le dije a Catherine en un tono muy suave.

Estaba pensando que por qué yo no estaba igual de mal que Catherine o mamá. No me sentía con tanto dolor no tenía ganas de llorar. Y encima estaba pensando en que mañana no iría a clase. No me entiendo a mí misma.
-Vale- susurró Catherine con la voz mu apagada.
Ella se fue a su habitación, no sabía que hacer. Eran las dos y diez. A mamá no le daría tiempo de hacer la comida, es más igual no tendría ganas de comer. Pero habría que intentarlo. Nunca había cocinado,tan solo sabía prepararme bocadillos de nocilla y cereales con cola-cao pero debía de hacer algo para animar un poco más a mamá. Estaba demasiado pálida, su color era blanco y tenía muy mala cara. Además no había dormido nada la noche anterior. No sabía que hacer de comer. Tenía que ser algo fácil de hacer y que no tardara mucho. ¡Una sopa de fideos! Claro eso para mi madre, para mí y Catherine una hamburguesa.
Abrí el mueble había fideos. Y el caldo debía de estar congelado. Mamá siempre tenía caldo. Abrí el congelador y estuve mirando a ver cual de todos aquellos botes era caldo de pollo. Lo encontré. Encendí el fuego de la vitro y puse una olla donde eché el cando congelado y los fideos. Eso estaría bueno de todas formas. Lo puse a seis y lo dejé.
-Catherine voy un momento al supermercado.
-Vale
Salí de casa. Y fui andando hasta el súper, que estaba detrás de mi casa. Fui a la sección de carne y cogí dos hamburguesas de esas que ya vienen echas.Y de paso también cogí un paquete de galletas de chocolate.
-Son doce con setenta y cinco.
Le di el dinero justo y me fui.

8 comentarios:

  1. espero que sigas escribiendo, en serio, esta historia me a enganchado. besos.

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  2. me encantaa!!me los he leiido todos de golpee!
    espero que continuen!!!!!!esta preciosa!!
    un besoo :)

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  3. Llegué a tu blog de casualidad, pero tiene algo, no sé qué, que realmente me gusta.

    Soy nueva en esto y no me entero mucho de cómo va, pero para no perder de vista este blog me hago fan ;)

    Por cierto, el relato es estupendo, sabe que sacaré un espacio de mi tiempo para leerlos todos!

    Un besito, y pasa por mi blog si te apetece :)

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  4. Me encanta tu blog :)
    escribes muy bien!

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  5. Me encanta el blog:)
    Te sigo.

    XoXo!

    http://thesweetstyles.blogspot.com/

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  6. Me he enganchado eh! me los estoy leyendo todos jajaja(:

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  7. Heeeeeeeeeeeeei!
    me encanta!
    me re enganche con la historiaa! es buenisima!
    seguilaa! (:
    escribis muy bien y tenes exelentes ideaas! (:
    besoote!

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  8. Me encanta, como siempre.

    XX

    http://thesweetstyles.blogspot.com/

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