Seguidores

domingo, 9 de mayo de 2010

Capitulo 31



Me asomé por la rajita que quedaba abierta del cuartillo de la cocina. No me lo podía creer. Dos bocas juntas unidas besándose apasionadamente en la oscuridad, sin peleas. Preferí no meterme, ya estaba lo suficientemente tranquila respecto a ese tema. Me dolían los pies, es cierto para estar guapa todas tenemos que sufrir. Todas queremos ser como las famosas con los taconazos pero ¿pensamos realmente en nuestros pies?. Me estaba desviando un poco de mis asuntos. El pasillo que separaba la cocina de la sala con los invitados era amplio y bastante largo, me choqué con varios camareros jóvenes que me saludaban con una sonrisa. Me dirigí nuevamente a mi mesa, me senté al lado de Bob.
Se estaba tomando un Gintoni, yo me limité a seguir pidiendo Coca Cola. La gente hablaba, chillaba, se escuchaban conversaciones de todo tipo. Mujeres que desconocía aunque ellas aseguraban que me habían visto de pequeñas no paraban de dirigirme miradas. Bob me metió un codazo. Se acercó a mi oreja me hizo un leve susurro, estaba borracho. Lo levanté de la mesa, lo agarré y le ayudé a ponerse en pie. Se apoyo en mi hombro y lo acompañé al baño.
-Nii..Nicole qué que yo yo te quiero-dijo muy borracho apenas mude entenderle.
Le mostré una sonrisa e hice el amago de irme cuando de repente se tiró sobre mi. Me tiró al suelo. Comenzó a besarme.
No me dejaba aunque tampoco es que yo quisiese que él parara. Pero estaba boracho probablemente a la mañana siguiente no se acordaría de esto.
Lo miré a los ojos, su aliento apestaba.
-Me aplastas
-Déjame un un poco más..
Lo quité de encima mía, el no puso apenas resistencia por lo que no me resultó del todo difícil.

Lo llevé a una pequeña sala que había con dos sillones. Lo deje tumbado ahí y cerré la puerta. Samanta estaba de pie algo preocupada parecía estar buscándome.

-¡Nicole!
-¿Dónde te habías metido?¿Por ciento quién era este tio?
-Un amigo
-¿Un amigo muy maduro no?
-No seas tonta

Las dos explotamos en una carcajada.
Mis padres salieron agarrados de la mano por el pasillo, se sentaron a lado y me sonrieron. Yo les devolví la sonrisa.

Catherine estaba hablando con amigas mías, parecía estar pasándoselo bien. Sobre todo parecía que le gustaban los rollitos de bacon. La saludé con la mano, ella me guiñó el ojo.

Todo parecía estar bajo control, volví con Samanta hacia la mesa.

Todo el mundo reía, hablaba, comía. Me lo estaba pasando muy bien.

El timbre sonó. Bajé rápidamente al hall.
No sé quien podría ser , todos los invidatos ya estaba aquí. No faltaba nadie.

Abrí la puerta y puse mi sonrisa de recibir a gente. Una mujer muy pintada, con una falda roja muy corta y unos tacones de aguja. La reconocí. Era la secretaria de papá.
La mujer por la cual mis padres se habían peleado.

Mi sonrisa se borró de mi cara.

-¿Esta tu padre?

-No, no ha venido.

-¿Me dejas pasar?

Los labios me temblaron, no me salía el ¡no! Que evidentemente debía de decirle, no me salía nada. No sabía lo que hacer. Odiaba aquellos momentos, no valía para esos tipos de problemas.

-No puedo.

-De acuerdo

La mujer se retiró. No insistió lo cuál me pareció bastante raro.

Volví a subir a la sala, estaba algo aturdida. Cogí un puñado de croquetas unas diez o doce y me las metí todas en la boca, para evitar responder preguntas a nadie.
Me las fui tragando una a una me manché toda la cara.
Pasé por delante de la mesa donde estaban mis padres, los dos cogidos de la mano. Como siempre había sido. No quise meter la pata, preferí callarme lo que acababa de ver y seguí hacia delante como si nada hubiese pasado. Como si aquel momento que acababa de vivir no hubiese existido.

Fui a ver como estaba Bob. Abrí la puerta.
Dos piernas muy finas, se movía. Una melena morena se agitaba rápidamente, reconocí el tatuaje de Bob en sus brazos fuertes y musculazos, en esos brazos que tantas veces había yo soñado estar agarrada.

Di un paso hacia delante.

Los dos levantaron la cabeza. Bob me miró.

Se quedaron en silencio.

2 comentarios: