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domingo, 30 de mayo de 2010

Capitulo 35

Ninguna se atrevió a formular aquella pregunta, que se desvaneció en nuestras mentes.
Catherine me sorprendió bastante, le estaba echando ketchup a los espaguetis y se había puesto como tres kilos se espaguetis, me quedé embobada mirando su plato. Últimamente había engordado bastante, yo diría que incluso estaba un poquillo mas rellenita que antes de adelgazar. Decidí apartar aquel tema de mi mente y volver a concentrarme en mi plato de espaguetis con ketchup
Aún a mis dieciocho años no había aprendido a comer espaguetis, se supone que hay que enrollarlos en el tenedor y ayudándote de la cuchara comértelos. Pero no sé por qué a mí siempre se me caían y alo mejor me llegaba uno a la boca. Así que había decidido hacerlo a la manera “Nicole”, los corto con las tijeras y me los como con la cuchara.
Papá jugaba con la servilleta y ponía ciertas miradas como diciendo “esta noche…” no quería continuar la frase, quizás me estaba preocupando demasiado por la situación pero la verdad es que todo era tan confuso. Mamá miraba fijamente a papá.
El silencio reinaba en la mesa, Catherine lo interrumpió.
-¿Os vais a volver a casar?

-¿Qué pregunta es esa?-le contestó mamá histérica.

¡Dios mío! Como se había puesto ni que fuese a comenzar la guerra. Mamá comenzó a gritar cosas sin sentido, a reñirnos sin ninguna explicación, sin ningún tema en concreto. Las típicas broncas que te echan tus padres que carecen de coherencia. Me levanté de la mesa y metí mi plato en el lavaplatos. Me fui para mi habitación dejando a Catherine sola con los gritos de mamá.
Cerré la puerta. Me tiré en la cama. Di vueltas, me puse a mirar el techo, pintura blanca estaba ya algo desgastada, se veían algunas grietas. Me frote los ojos y abrí la ventana.

Aquella melena rubia y aquel beso de HOLLYWOODme resultaba totalmente familiares, sin duda alguna es lo que tú estas pensando en este preciso instante.
Melisa y Jonh habían vuelto a su lugar favorito. Aquellos dos coches era como su pequeño escondite de enamorados y yo era la desesperada que los observaba como si deseara ser en ese momento Melissa,.
Cerré enseguida la cortina y abrí el armario. Había quedado con Samanta, no tenía muchas ganas la verdad, pero la pobre necesitaba información acerca de mi noche.
Cogí lo primero que vi, nada nuevo. Me cogí la mochila marrón y las llaves de la Vespa y salí de casa.

-Nicole ten mucho cuidado

-Si mamá, no me subiré a motos de “desconocidos”

Le dije adiós con la mano y me subí a la Vespa, metí la llave. Arranqué.

La carretera estaba medio desierta, no había apenas coches. Únicamente delante mía había un Audi A3 de color rojo, lo adelanté. Era una mujer con sus dos hijos.
La carretera era mía.

-¡No me lo puedo creer! ¡Mierda!

La moto se me había parado en seco. Intenté arrancarla y no servía de nada.
Me bajé de ella, aproveché que no había coches y comencé a empujarla hasta la acera mas cercana.
Un Harley se acercó a toda pastilla hacia mí. Era Bob

-¿Necesitas que te lleve amorcito?

-Me lees el pensamiento cariñito. Aunque en tu moto ni lo sueñes.

-Venga anda sube. Tampoco a sido para tanto, un par de heriditas de nada. ¿A la princesitas le da miedo?

-Eres un cabrón , cerdo, asqueroso y .. y..

-¿Y?

-¡Déjame!

-Estas en medio de la calle ¿qué vas a hacer?

-Siempre habrá alguien mejor que tú.

-Veo que estas enfadada.

-No

-¿Entonces?

-Entonces nada, no quiero ir contigo y punto.

-Ves lo que yo decía, amorcito mío tienes miedo.

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