martes, 14 de septiembre de 2010
Capitulo 48.
El teléfono ya estaba colgado. Supuse que sí, que ya había terminado. Marqué el número de Samanta de memoria y con bastante rapidez. Dio señal.
+Nicoooooooo. –gritó de repente.
-Samanta. He llegado ya. ¿Vas a hacer la fiesta mañana?
+ Claro que sí. ¿Lo dudabas? Como no me llamabas estaba apunto de mandarte un SMS. Porque te tenía que despedir.
-¿Cuándo te vas al final?
+Pasado mañana.
-¿Tan pronto?
+Sí. Al parecer, allí las universidades empiezan antes.
-¡Jaja! Bueno pues dame detalles de lo de mañana.
+A ver en el local 123 de la Avenida de Roma.
-¡Eso está lejísimos! ¿No?
+Si.
-Jaja. Iré en autobús ¿a qué hora?
+Nueve y media. Ah, no te retrases ni un solo minuto.
-Tranquila. No lo haré, lo prometo.
+Tú nunca haces promesas.
-Pues esta vez sí que la hago.
+Más te vale cumplirla. Te he echado de menos. ¿Alguna novedad?
-¿Novedad? Ninguna. Sin más, todo el verano en Mallorca. ¿Tú?
+Tampoco muchas.
-Bueno que mi madre es quién paga el teléfono. Te dejo, mañana nos vemos.
+Adiós, te quiero.
Colgué.
Entretenida conversación, a juzgar por su voz y por cómo me hablaba. Le habían pasado muchas cosas este verano.
Mamá y Catherine estaban cenando. Me senté con ellas y me uní a la conversación.
*Mañana temprano iré a trabajar. –dijo mamá.
-Mamá, yo tengo que ir de compras que a las nueve tengo la fiesta de Samanta. ¿Me darás algo de dinero no?
*Ya veremos… Últimamente te estás pasando con las compras Nicole y lo sabes bastante bien.
Aquella frase resultaba de lo más absurda pero preferí callarme la boca y no decir nada además para mi suerte Catherine habló.
+Mamá yo he quedado todo el día con mis amigas. Nos iremos temprano ¿vale?
*De acuerdo chicas.
Acabamos de cenar recogimos todo. Mamá y Catherine se quedaron viendo la tele. Yo me fui a la cama. Estaba demasiado cansada como para seguir despierta. Me metí en la cama apagué la luz y me quedé dormida de un tirón.
Capitulo 47.
-Nicole cariño termina de sacar las cosas que quedan en el coche
+ Vale, mamá. Ahora mismo voy.
Salí de mi habitación a toda prisa y baje los escalones de dos en dos. La puerta ya estaba abierta. Abrí el maletero y saque las dos maletas que quedaban. Cerré el coche y entré en casa de nuevo. Mamá estaba en la cocina organizándolo todo, Catherine en su habitación terminando de colocar toda su ropa, y yo iba ahora mismo a hacer lo mismo. Deje las dos maletas en medio del salón y subí a mi habitación de nuevo.
Tanta ropa esparcida por el suelo, revistas, CDs, chicles, … lo que conlleva llegar de nuevo a casa.
Tarde bastante en ordenar aquello. Pero después de horas doblando camisetas metiéndolas en un cajón acabó todo.
Las nueve de la noche y no podía más. Fui a la cocina, mamá había acabado de organizar todo. Apagó su radio cassete de música de los noventa y dio un soplido de satisfacción. Catherine no había soltado el teléfono desde que acabó de ordenar su habitación.
-Nicole necesito que vayas al super y traigas esto.
Me dio un papel con varias cosas escritas.
+Voy ahora mismo.
Me vendrá bien salir a pasear un rato. Cogí el dinero y la lista de la compra y salí.
Ahí estaba mi Vespa con su amarillo reluciente y sin ninguna gota de polvo y justo donde yo la había dejado la noche antes de irnos a Mallorca.
Se notaba la gente en la calle, las madres con sus hijos. Los tíos con los cascos y los skater de los que un día de estos se iban a caer.
El súper estaba a rebosar. ¿ Todo el mundo había llegado hoy? o ¿qué?
Entré bastante decidida, pasillo cuatro cereales y cola-cao, pasillo ocho lentejas, arroz y pasta.
Nada más. Fui a la caja que vi más vacía y me puse en la cola.
Un chico alto rubio con el pelo largo algo despeinado giró su vista a mí. Con la camiseta de Levi´s algo mal colocada y aquellas botas que no le pegaban en absoluto, no sé que miraba exactamente si a mí o algo detrás de mí el caso es que no quitaba el ojo de encima. Sus ojos marrones brillaban bastante. No era mi tipo la verdad.
¡Mi turno!
La mujer paso todo deprisa.
-Son 42,50. ¿Efectivo o tarjeta?
-Efectivo.
Le entregué el dinero. Metí las cosas en la bolsa y me fui, sin saber lo que aquel chico miraba realmente. La verdad solo me producía curiosidad porque la verdad yo solo podía pensar el Bob. Pero ¿qué digo? Quizás estaba confundida cuando le dije que no, quizás el se merecía otra oportunidad, quizás el si que iba a estar en mi futuro. Mi cabeza no dejaba de darle vueltas a su cara, a su nombre, a su sonrisa, mil preguntas sin respuesta que brotaban inexplicablemente.
Aún hacia calor por las calles, es lo que tiene Barcelona. Llegué a casa y Catherine seguía pegada al teléfono. Yo tenía que llamar a Samanta. Le di las bolsas a mamá y fui a ducharme.
Capitulo 46.
Las hamburguesas se estaban haciendo en la sartén. La sopa de mamá quise dejarla en el microondas hasta que ella llegase. Tan sólo se oía el ruido de la sartén. Cogí el mantel y coloqué tres servilletas y sus respectivos cubiertos. A veces las cosas no son exactamente como tu quieres que sean, yo no me imaginaba un día así. No por mí, si no por mi madre, por todos los demás, después de todo era mi padres. Aunque no lo quisiera aunque apenas hubiese hecho nada por mí, quizás me estaba haciendo demasiado la dura conmigo misma, después de todo lo tenía que querer. Y entonces las lágrimas me empezaron a salir. ¿Nunca más lo iba a ver? Vemos la muerte como una tontería, les pasa a los demás y a nosotros mismos creemos que nunca nos va a pasar. Una persona puede irse de un momento a otro y tu nunca sabes cuando. Las hamburguesas se estaban quemando,me sequé las lágrimas y apagué el fuego. Saqué un bote de Kepchucp de la nevera y llamé a Catherine a comer.
El teléfono empezó a sonar, en la pantalla se leía el nombre de Samanta.
-A qué adivino a las ocho en Farineli.
-Pues eso.
-Pues hasta entonces.
Siempre todas las conversaciones con ella eran las mismas. Estaba demasiado acostumbrada a ella.
Volví a la mesa.
+¿Quién era Nico?
-Samanta
La puesta se comenzó a abrir. Rápidamente saqué la sopa del microondas y la puse en un plato. Como me lo esperaba mamá no quería comer.
+Te he echo una sopa.
-No tengo mucha hambre, comer vosotras.
+Ya si eso también lo hemos hecho, pero venga mamá anímate un poco. Todo tiene solución.
Mis palabras sonaron algo esperanzadoras. Mamá sonrió algo. Se sentó en la mesa.
-Nicole, tenías razón.
+¿Razón? ¿En qué?
-Papá sabía que se iba a morir, volvió porque lo sabía..
+¿Cómo sabes que es así en realidad?
-He hablado con su secretaria, no me acuerdo exactamente de su nombre, he estado un rato charlando con ella y me ha aclarado bastantes cosas. Mintió en todo.
Ahora era YO la que dudaba de todo aquello.
+¿Qué razones tienes para creerla a ella y no a papá? ¿Y ella se lo ha inventado todo para quedar bien?
-No. Me doy cuenta cuando una mujer miente. Con las pruebas que ha realizado el médico y los últimos escritos de tu padre ella tiene razón.
Permanecí callada mamá continuó.
-Él me mintió en todo. No me querría tan solo quería morirse limpiamente. Con una familia y no fue ella la que se abalanzó y obligó a papá es todo al revés. Ella siempre ha estado preocupada por nuestro divorcio.
+Todos son iguales.
-No te confíes. La mayoría si, pero todos todos no. Ya te darás cuenta.
Le dí un abrazo. Uno de esos abrazos de los que no te apetece soltarte nunca. Un abrazo que solo es capaz de darte tu madre.
Por dentro estaba contenta. Mamá no estaba tan mal ya. Seguía afectada pero por lo tonta que había sido al creer en él. Pero ya estaba muerto, ya nada podía arreglarse. Mejor así tal vez.
Mamá se terminó toda la sopa. Le ayudé a recoger todos los platos.
+¿Te llevo a un local de boys?
-Nicole por dios..
+Venga mamá,que eres muy joven aún.
-Hija por dios.
+¡Jajajajajaja...!
Quería que se riese un poco y lo había conseguido. Risa limpia.
Ocho y diez minutos puerta de la heladería Farineli los vaqueros gastados de siempre y ese pie moviéndose agitadamente mientras una chica morena miraba las agujas del reloj.
-¿Será puntual algún día?
+Me temo que no.
-Venga ¿de qué quieres el helado?
+¿Todavía me lo preguntas?
-¿De chocolate?
Le guiñé un ojo.
-Oye tienes que ir al colegio Nicole. Te estas jugando los finales.
+He estado estudiando..Pero es que..
-¿Es qué?
+Mi padre se ha muerto.
-¡Oh Dios mio! ¡Lo siento!
+No,da igual. Después de todo solo quería follarse a mi madre.
-Eres tonta enserio.
+ Me lo tomo como un piropo.
Era mi padre no quería insultarlo ahora que había muerto. Pero me da coraje que quisiera aprovecharse así de mi madre, que lo que su secretaria no le da viene a buscarlo a Barcelona.
Me tomé mi helado de chocolate. Estuvimos un rato sentadas hablado de todo.
Volví a mi casa. Aquella tarde todo fue de un modo extraño y muy frío, no me gustaba el tono en el que me hablaba, no me gustaba las cosas que me contó.
Mamá y Catherine ya se habían acostada. Era muy pronto pero a mí también me entró bastante sueño. Preparé todo para mañana. Y me tiré en la cama de un salto.