Y me desperté de repente. Debía ser tardísimo. Las doce. Salté de la cama y me quité el pijama. Cualquiera se queda dormida y sueña con Bob, el mejor tema con el que soñar. ¿Dónde estaría ahora mismo? Realmente no se lo que siento muy bien, no puedo estar sin él pero tampoco es que quiera estar con él, es más yo diría que somos personas totalmente opuestas, que no tenemos nada que ver.
Saqué del cajon unos vaqueros y descolgué de una percha la primera camiseta que vi. Me puse las botas y bajé las escaleras corriendo. Como esperaba no había nadie en casa. Doscientos euros estaban encima de la mesa con una nota de mamá en la que ponía “quiero la vuelta” , típico de ella. En el fondo me quiere muchísimo y sabe que el traje y los zapatos para mi fiesta los necesito. Cogí un paquete de galletas con chocolate y me lo fui comiendo por el camino. Cerré la puerta de casa, cogí las llaves y salí. La calle de las tiendas no estaba muy lejos, así que iba a ir andando, ya que Catherine se había llevado mi Vespa.
La gente corría de arriba, cargada de bolsas en las manos. Madres haciendo la compra en los supermercados, horteras con los cigarros en las manos, tios chungos que se peleaban en cualquier esquina para que nadie les viese pero que al final acaban rodeados de toda la gente, algún que otro borracho de la noche anterior se tambaleaba por ahí. La gente salía y entraba sin parar de las tiendas, las colas rebosaban. Yo iba mirando los escaparates hasta encontrar mi vestido perfecto.
Después de recorrerme media Barcelona a pie. Lo encontré. Negro de tirantas cruzadas, con toda la espalda al aire. Quizás era demasiado corto, pero da igual. Los tacones negros mas altos que había y todo solo cien euros. Bueno solo. Volví a subir la calle hacia arriba para llegar a casa eran mas de las tres y mamá estaría ya en casa. Fui dandome prisa. Estaba cansada un poco mas y me tiraba al suelo en cualquier momento.
Entre todos aquellos chavales con los cascos, las cazadoras Levi´s y el Malboro en la mano. Había una chica morena, alta no muy delgada que estaba agarrada a uno de ellos. Al único en el que yo me había fijado durante todo este tiempo. Me quede paralizada algo más de cinco minutos, cotemplando como Bob reía con aquella chica. Como se lo pasaban en grande sin nada que hacer tan solo fumando y bebiendo cualquier litrona de cerveza. Entonces vi como volvió la cabeza, me había visto. Agarro a la chica morena fuerte y la besó.
Mi tranquilidad de que Bob no se había ido de Barcelona, de que lo había vuelto a ver. Todo se fue a pique en cinco minutos, todo un verano soñando con algo que nuna va a pasar y ahora mucho menos. Aunque pudiese ir ahora mismo y decirle todo lo que siento a la cara, gritarle que me encanta, que no se lo que tiene, que es un capullo en toda regla, que no estudia y que no va a llegar a nada pero que me vuelbe loca. Que soy tonta por haberme echo ilusiones, por pensar que un …un…idiota como el se pudiese enamorar de mí. No me ha querido nunca. Tal vez no me equivoqué al decirle que no.
Seguí caminando hacia delante pero con mil cosas en la cabeza y a la vez nada. Con ganas de llorar , de chillar y de tirar a alguien de los pelos.
Mamá estaba haciendo la comida, Catherine poniendo la mesa.
+Nicole cariño, ¿qué tal?-me dijo mamá.
-¡Jaja! Génial. Me he comprado el vestido y los zapatos y aquí tienes tu vuelta- se la di junto con un beso.
Se limitó a sonreir.
+¿Puedo verlo?
-Esperate a vermelo puesto- le respondí mientras subía a mi habitación.
Deje las bolsas tiradas en una esquina y metí un suspiro. Volví a bajar.
Me senté en la mesa con mamá y con Catherine y empezamos a comer. Quería conterles todo lo que me estaba pasando ahora mismo por dentro, pero no podía, no quiero que se enteren y tampoco me iban a entender porque cuando te pasa esto por mucho que te apoyen solo te entiendes a ti misma.
Recogí los platos y ayudé a quitar toda la mesa.
Cuando acabamos de recogerlo todo volví a subir a mi habitación. Cogí el portatil y me lo puse sobre las piernas. Abrí la ventana y me sente en el poyete de esta. Encendí tuenti, Samanta estaba conectada. Me empezo a hablar.
+Nicooo!
-Sam ¿qué tal?
+Bien, muy nerviosa. Aunque en realidad lo tengo ya todo listo.
-¿Ya? Joder, si que te lo tomas enserio.
+Lo mas importante es que vienes tú.
-Aish, si es que te quiero mas.
+Te voy a echar de menos. ¿Qué tal tu mañana?
-Yo mucho más, me llamaras todo los días, aunque te cueste un pastón ¿verdad? ¡Jaja! Pues me he comprado un vestido y los tacones. Pero a qué no te vas a creer…
+Te llamaré. Lo pagará mi madre ¡Jaja! ¿el qué? ¡cuenta!
-He visto a Bob, con todos sus amigos.
+¿Enserio?¿Te ha saludado o algo?
-Estaba liandose con otra tia. Pero creo que el si me ha visto.
+Que tio más imbecil.
-Pues si.
+Olvidalo.
-Eso quiero.
+Bueno me voy a arreglarme.
-¿Ya?
+Si, yo tengo que estar ahí a las cinco.
-Joder, luego te veo.
+Un beso, te quiero puntual.
-Ahí estaré-
Cerré la ventanilla del chat. Estube hablando un rato con otras amigas, con más gente.
Por la calle no dejaba de pasar gente y cada vez más coches, la tarde pasó así sin mas, como pasa cada segundo, que no te das cuenta,porque vives metida en tus absurdos pensamientos e idioteces que tu misma sabes que lo son, que no son más que imbecilidades que solo les puede pasar a alguien tan tonta como tú.
Las siete y media. Apagué el ordenador. Me quité de la ventana y me metí en la ducha. El agua estaba congelada, tampoco es que yo la quisese más caliente. Me salí y me puse una toalla en el pelo y con otra me sequé el cuerpo. Me lavé tres veces las cara con jabones distintos y luego empecé a maquillarme. Me quité la toalla del pelo y me lo sequé con el secador ayudandome con un cepillo. Las ocho y media. ¡No iba a llegar a tiempo!
Me puse el vestido lo mas rápido que pude, metí los pies en los tacones y fui al baño a volverme a maquillar. Siempre dos veces. Cogí un bolso pequeño negro y una rebeca.
Grite adiós aunque nadie me contestó y me fui corriendo. Bueno andando rápido a la parada del autobús.
Había dos señoras mayores y un grupo de chicas en uniforme esperando también. La avenida de Roma, es bastante conocida así que llegaré sin ningún problema. Intenté tranquilizarme. Las nueve menos cuarto. Tenía muy claro que no iba a llegar a tiempo, ¿dónde estaba el autobús?
Porfin llegó, todo el mundo subió deprisa. El autobús se puso en marcha.